Una serie de situaciones me han llevado al singular y tragicómico drama interno, en el que mi faz piadosa y buena onda se ha peleado con mi faz encantadoramente malvada. La ráfaga de pensamientos fue larga, asertiva y acertada, y no puedo menos que convidarles un extracto, ya que, en el conocido drama del "amigo" que presta el "hombro para llorar" nunca viene de más una nueva toma:
"Obvio! ¿A quién más recorrería? Si soy alguien sensato... Creo que me estoy cansando de tener la miel correcta para aplacar la tristeza de cada abeja reina herida... Se metió en quilombos por elegir la flor más agresiva y más carnívora porque era tan linda, y después... vino toda masticada a quejarse...
¡Larga lista de nombres hay! Por favor... ¿No se creyó tan autosuficiente cuando entró bajo el ala del amor? ¿No creyó que era capaz de todo, de olvidarse de cualquiera? Uno fue lo mejor de su mundo hasta que ella encontró a ese ser soñado, indestructible, asertivo y perfecto. Se dejó llevar y se olvidó de pensar. Entregó sus sueños y el dulce de su cuerpo, para que aquel semi-dios que eligió tan orgullosamente le destrozara los sentimientos... ¿Y después a quién vino a lloriquear? ¿A quién vino a usar de psicoanalista? ¿A quién vino a contar su triste historia con el corazón en un puño?
A alguien sensato.
A ese al que dejó de lado cuando creyó que volar era solo agitar las alas.
Seré siempre el vástago de los naufragios más desastrosos, pero también más advertidos. Y la única y pobre recompensa es recibir frases huecas de comprensión ajena como "es lo más sensato que me han dicho" "cómo no me di cuenta antes" o "sos un genio, siempre te das cuenta"... ¡Para variar me hubiera hecho caso más seguido, y no solo después de que le hubieron pisoteado la arrogancia!
Bien. Ahora será cuestión de tiempo que vuelva una vez más lloriqueando de lo poco que encaja en el mundo, pero esta vez alguien sensato cierra sus puertas y niega su favor psicoanalítico a toda esa mina que se cree reina un rato y que después vuelve llorando con una corona de cartón pintado. La diversión de analizar los ridículos dramas que esos personajes lloran no alcanza para quitarme la bronca de la petulancia y el cinismo..."
Y con eso corto el extracto, porque es bastante lógico entender que lo único que puede pasar de aquí en adelante es que a) o se cierra el consultorio definitivamente; b) o sigue tan activo como si nada hubiera pasado...
O, como dijera el famoso poeta Antonio Sacalamano:
El ser humano perdió su instinto
la vara que mide falsea la cota.
Tontas que se compran con tintos,
tantas veces se venden a idiotas.
o bien, su más celebrada frase: "Todo depende de la falda con que se mida".
Neruda un poroto!
Salú,
Joan
Mi remera favorita
Hace 16 años