martes, 25 de noviembre de 2008

martes, 4 de noviembre de 2008

Borrachos y guitarra...

(O "Para Apolo, de Dionisio, con amor")

A continuación, se glosarán situaciones en las que me he visto afectado por la borrachez ajena mientras ejecuto música en un lugar público. Bien se sabe que soy un irrefrenable "ejecutor de la música" de la vía pública mendocina. Hasta hay quienes me dirían "verdugo de la música".


El último hippie


Hace algunas semanas estando yo a pleno tocar la guitarra en la plaza Independencia, al lado de mi puesto de caricaturas (CHIVO: de miércoles a sábados de cinco de la tarde en adelante) se me acerca un señor (decirle señor es una cortesía) que parecía una especie de mix entre Pappo y Maradona, con un fuerte olor a jugo de uva fermentado, por no decir vino.
Después de hacer su entrada a escena con su curiosa facha y su pasodoble discordante, se acerca anunciando que "las guitarras son como un imán para mí". Con mi mejor cara de tolerancia amistosa a los más curiosos desperfectos de la naturaleza, le respondí con un elegante "Ou!" (expresión que, en concepto, vendría a ser lo mismo que "Ah!", o bien "Oh"; "Ajá"; "Bueno!" y otras tantas).
Satisfecho con mi muestra de conformidad a su discurso, aquel señor aromáticamente etílico se sentó a mi lado y comenzó a pedirme temas. Como bien se sabe suelo ser bastante negado a tocar los temas que otros me piden, porque prefiero cantar los que sé más o menos bien, y así torturar lo menos posible a la concurrencia. Y así fue que canté "todas las hojas son del viento".
¡Hubieran ustedes imaginado la terrible alegría que le agarró a ese señor! Comenzó a contarme anécdotas de cuando escuchaba Pescado Rabioso y que él había ido a la presentación de Artaud, y etc etc. De ahí se disparó a que el era un hippie y había conocido a todos los hippies de Mendoza, e incluso explicó una curiosa teoría por la cual él que era amigo de un tipo muy pudiente se convertía en tipo muy pudiente porque todo era de todos y entonces él "era importante porque se juntaba con" el otro. También habló de la represión y de los policías lo golpeaban por tener porros. Y de que hoy por hoy aún se esconde los porros en la orilla del pantalón por temor a los milicos: por más que ellos ya no lo molestan, según dice, lo hace porque está traumado.
Pidió la guitarra y yo, con el buen humor que me agarra cuando escucho algo imposiblemente pavo, se la presté, olvidándome de toda precaución social. Adivinarán, entonces, que hizo lo peor que uno podía llegar a imaginar y que no pude hacer nada para detenerlo: se puso a tocar.
Tocó una curiosa canción compuesta por él -ecológica- que poco se entendía y se repetía mucho, y que él explicó repitiendo innumerables veces la palabra "parodia"... y tampoco entendí nada.
Finalmente, luego de tocar otra canción suya, también ecológica, que denominó como regaee (mi oído francamente no le creyó) se fue, anunciándome que, ese día, yo había conocido a alguien muy importante: EL ÚLTIMO HIPPIE.

El payaso chinchudo

Me encontraba yo en la parada de micro de la plaza Independencia esperando el 102. Como suelo hacer cada vez que tengo la guitarra encima y espero el 102, me puse a tocar, aprovechando que la parada estaba desierta. Creo que Durazno Sangrado estaba tocando, cuando apareció uno de los payasos que suele ofrecer globos a los niños en la Av. San Martin (y que los pobres niños, pobrecitos, se asustan al verlos). Se quedó un rato viéndome con la mirada absorta y perdida mientras yo tocaba y luego se sentó a mi lado y siguió mirándome, como si no pudiera creer lo que veía.
Tras dos canciones (recuerdo que sufría yo porque me estaba costando mucho cantar y no lograba articular bien los tonos) me dice algo así como "puedo hacer por vos? necesitás algo?". Perplejo, me quedé mirándolo con la mejor cara de signo de pregunta que me pudo salir, y entonces él replicó "quieres una moneda, un billete?"...
"No, no, señor, no toco por plata"...
GRAN SILENCIO! La perplejidad inundó su rostro como nunca hube visto en otro ser humano. Realmente, ese hombre no podía entender lo que acababa de decirle.
"Có-- cómo es eso?". Me encongí de hombros, porque no veía respuesta alguna que sirviera, y entonces él continuó: "no vives del aire! no puedes tocar porque sí! te tiene que dar plata!".
"Eh... no, señor, yo toco solo porque me gusta".
"Eres millonario?"
"No."
"Y? ... Y? ..." ¡Realmente el tipo no podía comprender! "NO PUEDES VIVIR DEL AIRE! ... Yo sí, vivo del aire porque hago globos -esto dicho no como chiste, sinó con toda la seriead- y los aviadores... también viven del aire -siguiendo así con toda la seriedad, enumeró cuarenta profesiones que viven del aire...
Como media hora llevó dejarle en claro que el que yo pudiera estar enfrascado en un entretenimiento plenamente lúdico y sin fines de lucro, pero que al mismo tiempo tuviera trabajo y ganara mi sustento dignamente.
Cuando por fin lo entendió, me dejó seguir cantando. Canto una canción más, y vuelve a hablar.
"Lo haces bien".
"Gracias -consciente de los muchos errores de interpretación musical que acababa de perpretar, no pude evitar agregar- pero no soy muy bueno que digamos..."
¡Para qué! Empezó a discutirme, con toda la bronca, que si él decía que algo estaba bien, lo estaba, etc etc... Terminó yéndose furioso con su tambaleante paso y sus ojos vidriosos farfullando cosas inteligibles.
Yo... seguí tocando.

Tu canción favorita

Nuevamente en el escenario de la parada de micro del 102 en la plaza Independencia. Nuevamente muy de noche y yo tocando la guitarra, combatiendo el aburrimiento. Estaba tocando mis canciones favoritas, y recibía miradas alentadoras y pulgares sonrientes de las pocas personas que habían. Un hombre se me acerca a darme algunos consejos de interpretación, etc etc. Habla de ondas y mezcla teorías de reiki básico con Einstein. En eso canta un cachito de La Colina de la Vida para ejemplificar, y, un pendejo de veintilargos, rehecho mierda y con los labios morados de vino, se pone a corearlo con la voz áspera y retumbante de quien toma más alcohol del que su organismo puede soportar.
Yo retomo mi repertorio, y el sujeto ebrio, de sentidos profundamente confusos, parece creer en una maravillosa simbiosis: Cree que yo toco todas sus canciones favoritas. Cada canción que yo tocase, fuese cual fuese, él la cantaba por encima con su canción favorita.
Debía pensar algo así "cómo sabe este tipo!". Y así siguió, cantando Sumo, Guns & Roses, Viejas Locas, sobre Sui Generis, Pastoral, Spinetta...
Confieso que al final yo seguía tocando nada más porque me parecía gracioso...

Ojos que no ven, hipotálamo que no siente

Recuerdo también, en esa misma parada, también yo con mi guitarra, la ocasión en que llegó un tipo muy turbado en compañía de dos muchachos ciegos. Me los encarga para que les avise cuándo llega su micro y sale apurado, en parecer aliviado por desprenderse de la dura carga de la sociedad.
Bien, el pedo atómico que se cargaba uno de los dos cieguitos, un pesado total, era tan increíble que es difícil relatarlo. No paraba de reírse, cada dos palabras decía estupideces, insultaba o hacía chistes negros sobre ciegos, y culpaba al otro de llevarlo por el mal camino. ¡Quemaba la cabeza! Confesaba haber tomado vino de caja hasta vomitar, haberse fumado cuarenta porros que le cayeron mal y luego poclamaba que no era su culpa. El otro pibe, cortés, se disculpaba y buscaba charla. Me contaba que estudiaba, que también tocaba la guitarra, que tenía esperanza en un transplante de cornea. El otro seguía mandándose cagadas. Un ciego tan absolutamente bien parado que se daba el gusto de cagarse de la risa de todo. Cuando jodía mucho las bolas y el otro lo mandaba a la mierda, se iba a recorrer la plaza y pedía monedas a la gente en nombre de algún centro para ciegos al que no pertenecía. Luego se pelearon mal, y el pibe sensato le cantó sus cuarenta verdades, lo trató de cobarde y negado, que se cagaba de risa de todo porque era un resentido y que estaba para el orto que se cagara en el esfuerzo de su familia por darle todo para que salga adelante. Se pelearon hasta odiarse y luego se reconciliaron...
Cabe decir que eran como las cuatro de la mañana y yo esperaba el primer micro de la madrugada.
Cuando llegó, me despedí y me subí con la fatiga de cuarenta días sin dormir... Qué manera de decir boludeces ese pibe! Todavía me acuerdo de cuando empezó a improvisar letras mientras yo tocaba la base de la bamba, cómo me cagué de risa.

En fin, mi guitarra es un imán de borrachos, y nada que hacer...

Yo me río más de lo que me indigno!

Salú,
Jota

sábado, 25 de octubre de 2008

Si lo sabe, aprenda a cantar!

Tapitas

Sigo en la neurótica recolección de tapitas, para el Notti, donde según parece las cambian por fondos para pagar las quimioterapias de los chicos menos afortunados. Si ser pobre es ser poco afortunado encima imagínense teniendo cáncer. Bien, un poco de ayuda en lo mínimo que se pueda para esos pobres peladitos; les diría que todos los que puedan hagan lo mismo que yo, junten esas tapitas de gaseosa de las botellas que compran, o recójanlas si las ven en el suelo, o donde sea. Esa pavada que para cualquiera de nosotros nos lleva un segundo puede ser una esperanza de vida para quienes ya no saben qué hacer para seguir teniendo esperanzas. Acuérdense: tapitas de gaseosa, Notti, esperanzas.

No sean chantas, no les cuesta nada.

Borrachera


¿Qué cuentan de las borracheras? Suelen ser momentos de desinhibición en los que uno -se supone- hace lo que nunca haría y demuestra que los instintos todavía están en algún lugar aullando y dispuestos a hacer fiesta y desgarros (...). Pues bien, hace unas semanas me puse en pedo por primer en mi puta vida, y, borracho y todo hasta la tuerca, en una fiesta de nulas luces, descontrol y ulalá, mi primer impulso al ver una chica borracha y casi inconsciente... fue cuidarla hasta que se repuso y cuidar que nadie la viole.

Sí, eso hice. Qué asco de borracho. La comunidad borrachil tuerce la boca cuando siente mi nombre. (En fin, la comunidad borrachil tuerce la boca hasta cuando nadie dice nada... afaxia!)

Coro

Ligeros progresos en el coro, ya he cantado en tres presentaciones, empiezo a entonar mejor y a respirar como la gente. Aunque cabe decir que en la última presentación me mandé varios mocos horriblemente sonoros, pero no pienso dar detalles.

Hace unas semanas viajé a San Rafael y conocí mejor a todos los coreutas. Para bien la mayoría... Para mal algunos. Las leyendas de los puteríos en los coros es cierta. Por fortuna es un grupo excelente en su mayoría.

Pero en general es un grupo bastante lindo y soy feliz de estar ahí, y sobre todo -la parte más importante- de consumir música.

Bigote

Mi adoradísima banda Bigote volvió a tocar hace unas semanas, después de un silencio bastante largo. No saben la ilusión que me había hecho. Pero, ¡oh, malvado heraldo!, el recital -donde tocaron varias bandas- fue realizado por un inepto que puso más entusiasmo que trabajo y esfuerzo, y organizó un recital de bandas como si fuera un fogón.

Lo malo de esto, aparte de que se acabaran las empanadas antes que yo llegara, y que estuviera lleno de pseudo artistas conformistas, fue que al momento de tocar Bigote ocurrieron cualquier cantidad de desastres técnicos: no habían entradas en línea para las guitarras, las luces se apagaban, los sonidistas eran unos inútiles, los parlantes tan truchos que se acoplaban para luego anularse entre sí dejando solo uno sonando, bue... ¡mil cosas les pasaron a los pobres muchachos de Bigote! Pero con todas las pelotas y la buena onda que se pueden tener, tocaron más de lo que cualquiera lo hubiera hecho en un caso así. Y al final, cuando decidieron dejar de tocar y no concluir su parte -cuando los desperfectos ya eran demasiados- lo anunciaron con toda educación y elegancia.

Todo conflicto que siguiera creo que no concierne para ser relatado, pero vale decir que lo que son esos pibes en calidad de músicos y en calidad de personas merece ser aplaudido, ovacionado, admirado y querido.

Y sobre todo les agradezco que me consideren un amigo.

Piano

Empecé las tan ansiadas clases de piano el martes pasado. Muchísimas ilusiones, se imaginarán, y será algo a lo que le pondré pila hasta que me sangren los dedos.

Estudio gráfico

El estudio gráfico que empecé a conformar con unos amigos, a quienes cariñosamente llamo los jefes, empieza a prosperar y me alegro mil. Se esfuerzan muchísimo, y en la medida que puedo intento estar a su altura con mis ilustraciones. Un chivo por acá:

http://usuarios.advance.com.ar/triskel/

Folixa

Grupo Mendocino de música Celta. Lo vi anoche -noche de sábado-. INCREÍBLES. Los recomiendo, son músicos excepcionales todos, con todas las letras, y encima le dan una vida increíble a todo lo que tocan. Me faltan palabras para describirlos, así que simplemente esto: síganlos, véanlos y escúchenlos.

15 años

Luego de anunciarme una señora con su hija que quería hacerle una caricatura para poner en la puerta de su fiesta de quince, la nena, hablando de cualquier otro tema, se le ocurre preguntarme "vos qué edad me das a mí?"

Sí... grillos.

Idiota

Cuando conocés a alguien te reilusionás y todo se ve relindo. Se sigue. Termina todo mal, sufrís como choto y renegás. Pero...

Cuando conocés a alguien te reilusionás y todo se ve relindo. Se sigue. Termina todo mal, sufrís como choto y renegás. Pero...

Cuando conocés a alguien te reilusionás y todo se ve relindo. Se sigue. Termina todo mal, sufrís como choto y renegás. Pero...

Y se puede seguir así eternamente, pero...








Y juro que deben haber miles de temas más, fruto de mis últimas vivencias, pero, ¡oh, por dios, no me los acuerdo!

Salú,
Jota

lunes, 22 de septiembre de 2008

Romance del bufón y la reina


(El Rey está en su trono, junto a su consejero)

Rey: ¡Juglares! ¡Bufones! ¡Esposa! ¡Alguien que me entretenga!

(aparece el bufón)

Bufón: Permítaseme, su majestad, ¿su merced requiere un cuento que venga a cuento?
R: Claro, un buen cuento siempre es bueno.
B: ¿Por qué la gallina cruzó el castillo?
R: Bufón, tu pregunta me deja anonadado: Hazme saber la respuesta pronto o haré que te corten la cabeza.
B: ¡Porque quería cruzar al otro lado!
R: ¿Me tomas por tonto? ¡Guardias!

(los guardias se llevan al bufón)

R: Consejero ¿anotaste la pregunta?
Consejero: Por supuesto, su majestad.
R: Bien, encárgale al monje que de con la respuesta.
C: Okeys.

(aparece la esposa)

Esposa: ¿Llamabas, esposo mío?
R: Sí, sí, esposa mía, un fuerte sentimiento de soledad me derriba. A tal razón busco una solución. Como fiel esposa ¿podrías proporcionarme una?
E: Eh... Puedo contarte un cuento que viene a cuento.
R: Lo cual encontraré muy satisfactorio, ya que el bufón no lo hizo.
E: ¿Qué sale de la cruza de un elefante y un mosquito?
R: Una buena pregunta a la cual no hallo buena respuesta. Por favor, otórgamela, esposa mía.
E: No lo sé, pero si te pica te va a doler.
R: ¿Es esto una amenaza? ¡Guardias, llévensela con el bufón!

(los guardias se llevan a la reina)

Y tú, consejero, has que el monje encuentre la respuesta a esa cruza. Que consiga un elefante y un mosquito si es necesario.
C: Okeys.

(aparece el juglar)

Juglar: ¿Llamaba, su majestad?
R: Sí, sí, buen juglar, pídote, soluciona mi aburrimiento con uno de tus hermosos romances. Y nada de preguntas ¿eh?
J: S-sí, sí.
Valiente Rey de esta tierra
que a los moros expulsó
sin dar caso a lluvia o tierra
expulsóles con su olor.

Rey justo, santo y valiente
aplacaba su dolor
deseábamos verle alegre
no temer su mal humor.

El rey buscaba respuestas
-respuestas no tengo yo-
ni el bufón, menos la reina
que al calabozo los mandó.

En plumas cruzó el castillo
¡la gallina lo cruzó!
Y al elefante y al mosquito
el buen monje los cruzó.

La buena reina encerrada
al bufón lo cautivó
no resistió verla apenada
y sobre ella se lanzó.

Ella lo tomó a buen grado
y a la idea se prendió-
Cada cascabel prendado
en buena armonía sonó.

Al bufón y reina siento
que el destino los cruzó
pero eso no viene a cuento
el cuento al rey no gustó.

R: ¡Guardias!

(los guardias prenden al juglar)

J: Parece que entré en un lío
con bufón y reina voy
espero entrar ahora en trío
mirar nunca me gustó.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Entrada a base de calvicie de ideas...

Qué tal? Hace semanas que no posteo, así que para que no se olvidaran de mí y despegaran todas mis fotos de sus paredes, les dejo una nueva entrada que, a falta de material nuevo, se basa en un cuento viejísimo, infantil, que una vez escribí para el Tintero, cuando trabajaba ahí...

Salú,

Joan



Carlitos y el alargador


La madre de Carlitos había vuelto del supermercado con, entre otras cosas, un cable alargador. Mientras se disponía a guardar todo lo que había comprado, le dijo a Carlitos:

—Carlitos, probá el cable alargador mientras yo guardo todo.

—¡En un segundo! —exclamó entusiasmado Carlitos.

Corrió hasta el cable alargador, sin saber siquiera lo que era. Y le pareció muy extraño. Era como el cable del televisor, la batidora o la computadora. Tenía una ficha con dos patitas para enchufar. Pero del otro lado, en vez de tener un televisor, una batidora o una computadora, tenía otra ficha, con agujeritos en vez de patitas.

—Curioso… —se dijo Carlitos— ¡Mamá! ¿Para qué querés que enchufe un cable que no tiene ni televisor, ni batidora, ni computadora en la otra punta?

—Mirá que sos salame, Carlitos —le dijo cansinamente su madre— ese cable se enchufa al cable del televisor, la batidora o la computadora con la ficha que tiene agujeritos, y con la otra que tiene patitas se enchufa a la corriente. Y así el cable es más largo. Por algo se llama cable alargador, salame...

Asintiendo penosamente, Carlitos fue a probar el cable. Lo probó con el televisor, la batidora y la computadora y con ninguna anduvo.

—¡No anda, má! —le gritó Carlitos a su madre— ¿qué hago?

—Pedile a los vecinos que lo prueben. Sino anda vamos a devolverlo.

Y Carlitos fue a lo de los vecinos. El primer vecino fue José Mancuerna, y era entrenador físico. Tomó el cable alargador de cada extremo con las dos manos y lo usó para saltar la cuerda. Luego de saltar impecablemente cincuenta y siete veces (ni una más, ni una menos) se lo devolvió a Carlitos con rostro sonriente.

—Funciona perfectamente —le dijo con ojos brillantes— ¿Podrías prestármelo de vez en cuando? ¡Es el mejor cable alargador que nunca he usado!

Carlitos luego fue con Abú Bombal y le pidió que probara el cable. Abú lo probó de la siguiente manera: Sacó una flauta enorme, se sentó a lo indio en el suelo, y comenzó a tocar. El cable alargador se comenzó a mover solo, y, para sorpresa de Carlitos, empezó a bailar la conga. Abú Bombal guardó la flauta, y le devolvió el cable alargador a Carlitos, con aire solemne.

—Realmente es unos cables alargador de excelentes calidad —le dijo a Carlitos, en el mejor castellano que pudo lograr— Úsalos con honor. Adiós y buena fortuna.

Y Carlitos volvió a su casa. Le informó a su madre que el cable alargador que había comprado era una verdadera ganga, y se fue a jugar, convencido de que su madre, en realidad, no tenía ni idea de qué era un cable alargador.

FIN

jueves, 4 de septiembre de 2008

martes, 26 de agosto de 2008

Nueva entrada! (dicen que soy entrador...)

Una serie de situaciones me han llevado al singular y tragicómico drama interno, en el que mi faz piadosa y buena onda se ha peleado con mi faz encantadoramente malvada. La ráfaga de pensamientos fue larga, asertiva y acertada, y no puedo menos que convidarles un extracto, ya que, en el conocido drama del "amigo" que presta el "hombro para llorar" nunca viene de más una nueva toma:

"Obvio! ¿A quién más recorrería? Si soy alguien sensato... Creo que me estoy cansando de tener la miel correcta para aplacar la tristeza de cada abeja reina herida... Se metió en quilombos por elegir la flor más agresiva y más carnívora porque era tan linda, y después... vino toda masticada a quejarse...
¡Larga lista de nombres hay! Por favor... ¿No se creyó tan autosuficiente cuando entró bajo el ala del amor? ¿No creyó que era capaz de todo, de olvidarse de cualquiera? Uno fue lo mejor de su mundo hasta que ella encontró a ese ser soñado, indestructible, asertivo y perfecto. Se dejó llevar y se olvidó de pensar. Entregó sus sueños y el dulce de su cuerpo, para que aquel semi-dios que eligió tan orgullosamente le destrozara los sentimientos... ¿Y después a quién vino a lloriquear? ¿A quién vino a usar de psicoanalista? ¿A quién vino a contar su triste historia con el corazón en un puño?
A alguien sensato.
A ese al que dejó de lado cuando creyó que volar era solo agitar las alas.

Seré siempre el vástago de los naufragios más desastrosos, pero también más advertidos. Y la única y pobre recompensa es recibir frases huecas de comprensión ajena como "es lo más sensato que me han dicho" "cómo no me di cuenta antes" o "sos un genio, siempre te das cuenta"... ¡Para variar me hubiera hecho caso más seguido, y no solo después de que le hubieron pisoteado la arrogancia!

Bien. Ahora será cuestión de tiempo que vuelva una vez más lloriqueando de lo poco que encaja en el mundo, pero esta vez alguien sensato cierra sus puertas y niega su favor psicoanalítico a toda esa mina que se cree reina un rato y que después vuelve llorando con una corona de cartón pintado. La diversión de analizar los ridículos dramas que esos personajes lloran no alcanza para quitarme la bronca de la petulancia y el cinismo..."

Y con eso corto el extracto, porque es bastante lógico entender que lo único que puede pasar de aquí en adelante es que a) o se cierra el consultorio definitivamente; b) o sigue tan activo como si nada hubiera pasado...

O, como dijera el famoso poeta Antonio Sacalamano:

El ser humano perdió su instinto
la vara que mide falsea la cota.
Tontas que se compran con tintos,
tantas veces se venden a idiotas.

o bien, su más celebrada frase: "Todo depende de la falda con que se mida".

Neruda un poroto!

Salú,
Joan

martes, 12 de agosto de 2008

Dibujos para una revista del Sute...

Estos son una serie de dibujos que entregué hoy por encargo para una revista del Sute llamada "De Pie". Comprenden educación como derecho social que garantiza libertad; inclusión de personas con discapacidades mentales en la sociedad; los consensos políticos con la educación que son pura pantalla y una tapa sobre la inclusión de la educación en la política del país...

Salú!
Jota

martes, 5 de agosto de 2008

Bigote groso y bandas de cuarta

Bigote es una banda de acá de Mendoza que se la rebanca. He visto solo dos toques de ellos pero planeo seguirlos de cerca. Son unos tipos muy grosos que se suben al escenario (es un decir, porque sabemos que en los barcitos lo único que separa al escenario del público es que ahí no hay mesitas) dispuestos a divertirse y buscar lo groso en los últimos lugares que buscarían esos idiotas emo o rockers que se hacen los sublimes y se regodean con sus colchones de sintetizadores y su pseudo oscuridad... En fin! Bigote mezclan el folk con lo celta y algo de folclore de acá, pero de una forma muy grosa y muy consciente. Tienen una puesta en escena y un sonido practicamente impecable, y sus arreglos musicales son geniales, sobre todo si se tiene en cuenta que son tres guitarras y una voz (y un flautista invitado) y se encargan de llenar el espacio auditivo y no sobrecargarlos, llevando una armonía perfecta y unos arreglos algo así como Spinetta-Celta... Realmente son muy audibles!

Déjoles su espacio - http://www.myspace.com/mibigote - para que caten, y déjoles dicho también que el próximo 15 de agosto tocan en Oh Madrid (San Martín 1803) y la entrada sale 7 pesos. Yo caeré...

Y ahora despotrico contra tres bandas que vi hace unas semanas y casi me provocan una embolia: En un tres por uno, empezó la tortura con una banda punk-emo, donde había un guitarrista que parecía tocar arrodillado pero en realidad era una larva púber, que tocaba la guitarra con el entusiasmo y la habilidad con que lo haría un bebé de tres años, pero sin la misma alegría, porque era un emo; una bajista de dos metros (como el 90% de las bajistas) que solo sabía usar la cuarta cuerda; un baterista que a diferencia de los demás púberes tenía como cuarenta años (el cura de la iglesia decía yo); y la cantante... ¡la cantante! Loco, la mina era una pendeja con cara de profundo dolor eterno, que cantaba como llorando ¡en cualquier tono! y encima no se movía ni por puta de la octava que se le había metido en su boludo cerebro sitiado por toscanos en las orejas, la basura cantaba tooodas las canciones en el mismo tono y siempre equivocado, con letras que hablaban de cuanto sufría por más que tenía su ropa de cien mangos por pilchas, apoyo popular por graznar, gente que le lleve el apunte, y etc etc... ¡Odio la filosofía EMO!
Sigue la banda de metal pesado, que en verdad se la bancaban, pero el metal me parece harto repetitivo así que solo diré que bancaba escucharlos y verlos tocar pero me embolé al tercer tema...
Después la última banda: una "rock alternativo"... ¡Mierda, qué tendrán en la cabeza que creen que porque ponen a cada miembro de la banda a hacer algo complicado ya es un producto bueno! Todas las canciones parecían la misma, y era como que un ladrillo te pasara por el oído: un enorme bloque sin sabor que te pasa y lo único que hace es dejarte los ánimos embotados. El bajista que se hacía el regroso y que en un momento sacó un arco de violín y atacó la primer cuerda solo sabía usar la pentatónica, y pese a ser más soso que comer una tarta de acelga oliendo el asado de la casa de al lado fue lo que más llamó la atención... No había identidad y todos los temas parecían ser la base de algo que faltaba...

¡Aburrido!

En fin, ahora que laburando como hombre afro-americano pude comprarme un mp3 de cuatro gigas tengo a los redondos, sui, serú, la máquina, soda, pescado, invisible, celta, serrat, polly jean harvey, dresden dolls, queen, the cure, y toda aquella música que me hace vibrar la sensibilidad halagando el instinto de oír...

Salú!
Jota

lunes, 28 de julio de 2008

Venía yo...

Venía yo caminando por cierta calle reobscura, esa que suele encontrarse rodeada de los peores juntaderos de malvivir, esa que presagia con sus bellas sombras los más terribles crímenes... Venía yo caminando por esa misma calle hace unos diez minutos, desde la casa de Sole, que me intentaba consolar porque estoy al borde del colapso, cuando me pregunto a mí mismo -esperando la sabia respuesta que la da el yo que se la piensa-:
"Será seguro caminar por esta calle tan terrible?"
"Obvio! Acordate que sea donde sea, vos tenés una suerte increíblemente fantástica para no ser interceptado por ladrones o asesinos!"
"Oh, querido amigo, temo contradecirle: Dos veces me han asaltado a mano armada."
"Pero vea el patrón, mi querido energúmeno: En ambas ocasiones usted estaba en un estado de ánimo pésimo, y agobiado por los peores temores y--"

Sí, ambos, yo y mi voz de la conciencia, nos quedamos callados: Bien sabemos que estoy pasando por la parte más jodida de mi crisis existencial, luego, que me asalten y me maten, es lo más lógico!

Por suerte sólo tengo que esperar a que las tuercas en mi cerebro vuelvan a caer en el lugar indicado, y, entonces, solito se acabará el calvario de mortificaciones que el único y total propósito que tienen es devolver el equilibrio perdido a mi psiquis...

Salú!
Joan

viernes, 18 de julio de 2008

Oportunidades

I

Cuando esto le pasó tenía catorce años y medio. Él es el único que lo recordaba. Si lo llegaba a olvidar se perdería por siempre.
Según recordaba, era un sujeto de estatura baja, caminada poco elegante, increíblemente torpe; feo, muy feo y sin una gota de carisma. Las peores y más crueles cualidades innatas las tenía y en conjunto parecían aún peores. Él, naturalmente, se desvivía por mejorar lo que pudiera mejorar, pero habían cosas que no estaban a su alcance. Marcas de nacimiento que llevaría por siempre. Que la única solución posible sería nacer de nuevo.
Recordaba muy vívidamente desamores, descartes y desprecios, y cada recuerdo doloroso de aquello que ya no existía se volvía un rencor para recordar al ejercer la nueva línea de tiempo que le había tocado.
Esa tarde había salido increíblemente avergonzado de la escuela. Le había intentado tirar los filos a una compañera y sólo la había alejado más. Preso de la frustración, la tomó del brazo, la acercó a su cuerpo de un tirón, la rodeó con sus manos, y cuando quiso besarla le metió la nariz en el ojo. No debió haber existido ni un solo individuo en esa secundaria que no se hubiera enterado. Por eso fue fortuito ese fenómeno que causó que nadie lo recuerde. Que provocó que nunca pasara. Él recordaba esos catorce años y medio casi sin omisiones, todo muy vívido. Incluso la última caminata en esa vida, en la que iba a su casa, masticando la pésima suerte que le había tocado. Llevaba una angustia encima que lo iba a hacer explotar en cualquier momento, despertando un cierto matiz sociópata en su variable personalidad. Distraído con esos ánimos, vio, de pronto que una forma extraña se le acercó muy rápidamente y le pegó en la frente.
Luz.
Una sensación muy extraña. Muy extraña.
Cuando ya lo vio desde afuera pudo saber que fue un cable de la luz que se había descolgado y lo había electrocutado.

II

Se sintió feo estar muerto... Eso pensó al menos. Pero, si estaba muerto... ¿dónde estaba? Era algo y estaba en alguna parte. Y pensaba. Eso significaba que existía. Y si existía... ¡no era muerte! Pero tampoco vida...
Se empezaron a formar las cosas en su mente. Pasó instantáneamente de estar en esa cruel vereda a estar en una especie de vacío lleno de pantallas a su alrededor que se extendían por un largo corredor. En uno de ellos vio ese final que acabó con sus días aciagos. Miles de pantallas estaban dedicadas a él en ese momento. ¡Qué importante se sintió! Viéndolas, (muy contento, por cierto) notó que habían otras pantallas, provistas de un teclado, mostraban distintas características de su vida y persona. Él, ya que estaba allí, comenzó a modificar uno por uno esos archivos cósmicos sin el menor asco hasta atar el último cabo suelto. Modificó hasta el último detalle que se lo ocurrió para que lo que se mostrara en esas pantallas, y en cualquier otra que copiara la transmisión, fuera el hombre más perfecto y más apto para la supervivencia que haya tocado la tierra, contradiciendo con ésto la condición que lo había estado traumando tantos años. Fue en contra de su complejo.
Quién sabe cuánto tiempo pasó en esos corredores llenos de pantallas que generaban más y más pantallas, pero un día terminó con todas y se topó con una puerta. Por curiosidad insensata, porque se sabía casi-muerto, la abrió y miró por ella: Vio a su madre que estaba a punto de darlo a luz. ¡Eureka! Entonces se dio cuenta de que en el lugar donde estaba no había tiempo, que de alguna manera había quedado al margen de todo y se le estaba dando una nueva oportunidad. Que la única posibilidad de arreglar la desastrosa vida que había llevado hasta entonces era esa: comenzar de nuevo. Y quién sabe quién le estaba dando esa posibilidad.
Pegó un salto y de pronto se descubrió saliendo de su madre para ser recibido por una enfermera que lo miraba con ternura mientras un médico tironeaba su cordón umbilical con una tijerita sin filo.
Creció de nuevo viendo maravillado como, esta vez, era el bebé más hermoso, el pibe más lindo, el joven más apuesto. El mejor en todo. El más hábil. El más inteligente. Todas esas cosas que él había estado arreglando en aquel extraño corredor lleno de pantallas se estaban cumpliendo. Disfrutó dándose el gusto de ver que las chicas lo desearan. Se evitó pasar el mal trago de ser rechazado por esa muchacha a la que, en el tiempo que no existe, le metería una prominente nariz en el ojo. Esta vez no tenía la torpeza, no tenía esa prominente nariz y no tenía que luchar por la falta de cariño. Teniendo la posibilidad de elegir, eligió a otra mejor que se dejó llevar sin queja.
Siguió con una vida envidiable años y años, y todo lo que hacía lo hacía en base de lo que ya había hecho mal. Tenía rencores de cosas que nunca habían ocurrido, que solo le habían ocurrido a él, y se sentía superior, por ser el único que lo sabía, y por ser el único con ese privilegio. Todo le parecía perfecto.

III

Todo le parecía perfecto hasta que le llegaron los cincuenta. Hasta que comenzaron a aparecer ciertos signos inevitables de tiempo. Canas. Arrugas. Dolores... Vejez. Al instante reflexionó y recordó que a ese asunto no le prestó atención. ¡Estuvo en esos corredores y no le prestó atención! Tendría que haber elegido longevidad, ríos de telomerasa, una ancianidad de rosa eterna, que envidiaría Dorian Grey, pero en esa época no conocía nada de eso. Estaba envejeciendo y le parecía inconcebible.
Luego de meditarlo durante varios días, decidió que si solucionó ya una vez algo innato, podía volver a hacerlo. Se encargó de recrear la escena del cable de alta tensión y de golpearlo contra su frente.

* * *

Salió en los diarios, en la televisión, en la radio. Una de las personas más queridas del país se había suicidado con un cable de alta tensión al parecer sin razón alguna. Lloraron espécimenes de todas los géneros y edades. Era incomprensible y había dejado un gran hueco en un mundo. Nadie supo por qué.
Y él que pensó “... tontos”...
Ninguno de ellos podía saber que ya le había ido bien una vez. Ninguno pudo saber de aquel hecho que ocurrió anulándose a sí mismo y a todo un pasado. Era una genialidad que solo él sabía. De esas cosas que solo se saben por golpes de suerte.
Pero a él no se le ocurrió pensar en ningún momento que, en general, esas cosas no se repiten dos veces.
Por eso, dentro de esa cáscara carbonizada, esta vez fue el sin retorno.

FIN

lunes, 14 de julio de 2008

Nubes...

A palabras de una señorita muy simpática, dueña de un blog muy pecoso, me acordé de una canción que escribí hace algún tiempo...

Se las convido, y espero les guste, aunque lo bonito de esta canción suele evidenciarse en la música más que en la letra... en estos ratos solo tengo disponible las palabras que van de acorde en acorde.

Salud!
Joan

Nubetisa

Tirados, panza arriba,
sobre un pasto que, lejos
de ser relajante, pica

te encargás de encontrar
unos fatales bosquejos
en nubes que ves pasar...

¡Nubetisa,
eres como un oráculo:
te la pasas mirando nubes!
Nubetisa,
es un buen delirio
ver todo lo que descubrís...

Viste a la falsa tortuga;
un órgano sin teclas;
mucha gente sin cabeza;

Cuerpos juntos de amantes;
amos juntos en carpas;
¡flechas flechando transplantes!

¡Nubetisa,
querida bruja celta
te acompasas de ensueño y nube!
Nubetisa,
si una nube tapa a Sirio,
esa proeza te hace feliz...

Déjame, nubetisa,
acompañarte a volar:
Acompañarte y rozar
ese algodón...

Enseñame cómo hacerlo,
quiero dormirme en la galera
y despertar por el cielo.

Enseñame por dónde se sube,
quiero subir esa escalera,
y que me veás en una nube...

jueves, 10 de julio de 2008

Historia truculenta

Son curiosas las circunstancias diarias que se tornan fatales... Nadie que tenga por rutina caminarse dos cuadras de la parada de colectivo a su casa se pensaría que pudieran asaltarlo o matarlo...

Bueno, gilunes, tomen consciencia y pónganse las pilas. O ¡Alerta siempre!.

Bue, les escribí un relatito para que lean y tomen consciencia. Sí, sé que son muchas letritas y esos los pone nerviosos, pero bue, no sean pajeros y pónganse media pila, que no les va a doler mañana...

Cordialmente,

Joan

Asalto a media noche

Era una noche densa e inquietante...

Como personajes de una espesa pintura azulada obscura, se abrían paso dos figuras con pisadas desgarbadas, inseguras. Daban el aspecto de dos murciélagos flacos y tremulosos, intentando erguirse y pasar por persona.

Lenta y maliciosamente, ondeando sus atavíos al viento frío de la noche, las dos figuras alcanzaron a una tercer figura. Una tercer figuara anciana, destartalada, y con el temor en los ojos, ocultos en ese obscuro velo que envolvía todo...

Los pasos de los tres, acelerando a un ritmo proporcional, parecían un tamborileo perverso, truculento, invadiendo un silencio que se esforzaba por ser absoluto.

“Esto no puede terminar bien”. El viento parecía susurrarlo.

El aire era frío y sólido, costaba respirarlo. La calle era angosta y los muros altos. El temor crecía, y el anciano, pequeño y débil, parecía achicarse. Los dos seguidores, alternando miradas que iban del anciano a su compañero y de su compañero al anciano, juntaron sus cabezas, y, en tono de conspiración, comenzaron a discutir:

-Juan Carlos...
-¿Qué querés?
-¿Te fijaste si viene alguien?
-No viene naranja.

El anciano, escuchando la conversación, crecía en inquietud...

-Juan Carlos...
-¿Qué querés?
-¿Se ve flaco, no? Debiluchón...
-Sí... no creo que arme una escenita...

¿Flaco? ¿Debiluchón? ¿Acaso estaban hablando de él? El anciano comenzó a pensar que algo andaba muy mal con esos dos sujetos...

-Juan Carlos...
-¿Qué querés?
-Me olvidé la pistola...
-¿Qu--? Pero... ¿sos pelotudo?
-N-no... yo...

¿Una pistola? El anciano comenzaba a temer lo peor...

-Juan Carlos...
-¡Sos un pelotudo! ¡Venirte a olvidar la pistola! Mirá, si no te cago a trompadas es porque se puede ir el--
-Sí, ya sé, pero... ¿ahora qué hacemos?
-Y... lo golpeamos hasta matarlo...

Con esto último, el anciano decidió que había escuchado suficiente. Armándose de toda la adrenalina que venía juntando... salió rajando y se perdió en la noche. Los dos hombres se quedaron quietos, mirando la lejanía.

-Juan Carlos...
-¿Qué querés, ahora?
-Me parece que no servimos para esto de ser chorros...
-Tenés razón...
-¿Y si pedimos laburo en el McDonals?

Fin

jueves, 3 de julio de 2008

Glosario de momentos

La Voz

Lo juro: La voz de Polly Jean Harvey me da vuelta la cabeza. ¡Esa mujer me erotiza con solo cantar! Anteayer me bajé toda la discografía, y estoy al borde del coma lácteo.

La pelea

Yendo hacia la parada de micro, anoche, paso por al lado de una pareja de rockers peleándose, el tipo muy violento con la tipa. Pensando, para mis adentros, que es mejor no intervenir, sigo. De pronto un ruido de vidrio roto me hace dar vuelta, y veo que el tipo le había tirado una botella de cerveza a la tipa y la increpaba con bronca. Pego la media vuelta y le digo "Pará, flaco, ¿qué problema hay acá?". El idiota se tomó un segundo para mirarme con sorpresa, pero antes de que formulara un retruque ingenioso como "loco, qué te metés en mis cosas?", salta la mina y me dice, con bronca, "loco, ¿qué te metés?".

¡Idiota! ¡Me acerco a defenderla y lo defiende al idiota que la maltrata! En fin, le digo a voz en cuello al vago, que intentaba exponer su brillante punto de "es problema mío, qué jodés", que no sea idiota, que me acerqué para que no le hiciera daño a la mina, y remata, el imbécil, con un "si querés ayudar, dame uno diez para el bondi". Lo mandé a la mierda y me fui. Y la mina con su idiotez de defender a su macho se ganó el santo derecho de ser mujer golpeada. Después, cuando aparezca su cadáver golpeado y envuelto en bolsas en una acequia, que no se queje.

El crac

Invité a la pelirroja bonita del cyber a tomar algo, pero tiene novio. Fue un crac.

La fuga

Ayer tenía que hablar con mi jefe para negociar y ver si sigo en mi trabajo o no, y el idiota no se presentó. A la hora pasada, lo llamo y me dice que le fue imposible venir. ¿Por qué mierda no avisa?

Es un cobarde en fuga.

La guitarra

Hay clases de guitarra los lunes y los miércoles, pero yo solo voy los lunes. Ayer fui de improviso y como ni yo sabía que iba a ir, me equivocaba en todo.

La película

El martes fui a ver Persépolis al cine universidad. Esperaba que fuera una porquería impresionista y pseudo profunda, de esas que vuelven locos a los mediocres que creen que es genial todo aquello que de complicado no entienden, pero no, fue una película excelente. La recomiendo.

El toque

El sábado tocaba la banda de mi mejor amigo, que hacen cóvers de los Redondos, pero yo había quedado con unos amigos en ir a ver otra banda, que resultó ser un bodrio. Lo bueno era el baterista y el bajista, pero el guitarrista/cantante tenía menos onda que un enema de jabón en polvo. Subió a cantar un tema de PJ Harvey la novia de él (que cantaba con bien y con toda la onda, pero no le llegaba a los talones a Polly) y después de ellos otra banda donde el batero era un infeliz que no atinaba a más que golpes secos -y horribles- y el guitarrista/cantante era más deprimente que la biografía de un emo. El bajista se copaba un poco, pero igual... PUAJ!

Más a la noche todo es cualquiera, sube mi amiga a cantar, la novia del primer cantante está en pedo y se quiere cagar a trompadas con todo el mundo. Más temprano me encuentro con un amigo que venía con otro amigo de él y nos sentamos todos en la misma mesa, pero el amigo de mi amigo actuaba exultántemente golpeable, pero por diplomacia no pude ejercer puño.

La cumbia

Estaba tocando la guitarra en la parada del bondi (cuando estaba desierta, obvio) y llega una parejita de grasas, que según parece piensa enseñarme música: Ponen a sonar cumbia en su celular y se ponen a bailar como pelotudos. Si tienen una cultura estética y sonoramente horrible, están en su derecho, pero si quieren oficializarla ¡que se vayan a la mierda!

Los ojos

Es molesto que el jefe no sea culo de aparecerse en la oficina pero deje a su espía (y satélite de su secta) a vigilarnos. Sobre todo si la mina no sabe escribir, no sabe hablar, hace mal su trabajo, es estúpida, se las tira de reina del lugar y encima es refácil de torturar psicológicamente. No, pero ella es "sus ojos cuando él no está".

miércoles, 25 de junio de 2008

La gente es boluda y se ofende de nada, insulta, y eso me deja el humor por las pelotas.

Prometo empezar a putear más gente para no quedarme con la bronca cuando aparezca alguien idiota que se ofenda de nada, insulte y me deje con el humor por las pelotas.

Salú!
Joan

Y feliz año nuevo!

domingo, 22 de junio de 2008

Abandono blog

Ya me aburrió.

Salú,
Jota

viernes, 20 de junio de 2008

La esquina de los castigos

En el barrio Cadore hay una esquina que sobrepasa las expectativas de los más formales pasajeros. Formada por la calle Jenner y Cochabamba, esta esquina tiene algo de frío y algo de gris. Tiene un arco que la enmarca, que no es de piedra ni de hierro: Son dos árboles desgarbados, deformes por su propio peso, que entrelazan sus ramas y otorgan un módico e inútil techo.

Esta esquina, donde ocurren cosas bastante curiosas, ha sido apodada por los vecinos como "La esquina del castigo" o "la esquina de la vengaza".

Según se cuenta, esta esquina tiene la particularidad de conocer todos los secretos y todas las deshonras cometidas por todo aquel que descanse bajo su arco. Si robaste un chicle de un kiosco, o te apropiaste de las monedas que algún bolsillo resfriado abandonó en suerte en un asiento de micro, pudiendo devolverlas, la esquina lo sabe. Los ladrones y los idiotas más prepotentes, han aprendido a temerle, como nunca han temido antes a ninguna moral o a ninguna autoridad. La esquina desnuda sus almas, y les recuerda que todas sus fechorías y delitos están mal.

Y que el mal se paga.

La esquina del castigo, como se infiere por el título, no solo se limita a saberlo todo, sinó también a castigar de diversas formas las maldades de sus pasajeros. Cierto es que es una esquina justa, no como falsas esquinas del castigo, en barrios como El Unimev o La Madera, que en vez de juzgar la perversidad de un hombre, juzgan acciones antiestéticas, como meterse el dedo en la nariz, o acomodarse la entrepierna.

La esquina de Jenner y Cochabamba conoce la corrupción de las mentes, y sabe bien que una mente corrupta rara vez se corrompe sin ayuda de su propietario. Sus sentencias varían, y ya todos los vecinos de la zona saben que, dependiendo de qué tan grande haya sido el delito, tan terrible será la pena que la entidad angular disponga.

Se sabe, por las vecinas del barrio, la historia de un conocido bandido y asesino del Cadore, que huyendo tras haber anulado a una presa, fue víctima del 102 que volvía al control, doblando la esquina del castigo.

Cuentan también la historia de Doña Elba, la tuerta, que era aficionada a espiar por los ojos de buey de las puertas o por las ventanas, las disputas familiares de casas vecinas, o los turbios amoríos de los jóvenes del barrio. Una mañana, esperando el 125, para ir a la casa de su hermana, una rama le sacó el ojo, bajo el arco de la Esquina de la Venganza.

El Poroto era un pibe canchero en el barrio, que tenía la desagradable costumbre de orinar en la vía pública, arruinando permanentemente tanto paredes, puertas, plantas como árboles. Los vecinos no soportaban el penetrante olor a amoniaco de su orina, y más de una vecina desarrolló problemas de respiración en consecuencia. Al Poroto nunca le importó, porque prefería no esperar a llegar al baño. Decía que arruinaba la próstata. Una noche, esperando a un amigo en la esquina de Jenner y Cochabamba, se le ocurrió descargar sus fluídos renales en uno de los árboles. Le costó caro. Los árboles de la esquina del castigo son famosos por su fauna imposible, y una viuda negra encontró un blanco perfecto en aquel objeto que inundaba su morada. El Poroto sobrevivió, pero desde entonces solo orina sentado.

Son muchas las historias que se cuentan acerca de esta esquina, pero, por desgracia o por fortuna, nadie se ha molestado nunca en glosarlas. La presencia justiciera de su arco es una realidad, aunque los vecinos más juiciosos lo nieguen, y los justos saben que en ella encontrarán protección, tanto como los rufianes encontrarán la consecuencia de sus actos.

Nadie sabe su origen, ni el porqué de su actitud. Algunos quieren creer en un alma en pena, encerrada en el arco de árboles, buscando venganza por su muerte a manos de rufianes. Otros simplemente piensan que es una de las formas de regulación del universo, una de tantas defensas contra la maldad del mundo.

Sea lo que sea, su juicio es implacable. Piénsenlo bien antes de cobijarse en su sombra, porque solo el más justo de los justos podrá permanecer en ella y abandonarla en paz. Al resto, nos condena nuestra humanidad.

Salú,
Jota

jueves, 19 de junio de 2008

Nuevo Look 2.0

Recortando un poco la barbita y el bigote... Si me saco la barbita quedo como el Loco Chávez (el de Trillo-Altuna, no el president loco)

miércoles, 18 de junio de 2008

Nuevo Look

Tal vez dure un solo día...



martes, 17 de junio de 2008

Fotos de la juntada Blogger!

http://www.flickr.com/photos/27762339@N07/

Una entrada giratoria

El viajero Cartaphilus fue inmortal. Vivió más de lo que debía y se dio cuenta de que por algo eso era inconcebible. Y luego de serlo todo quiso morir. Llegaría el momento en el que ni la lluvia podría despertarlo.

Luego de jugar con las armonías y encontrar bellezas que halagan al instinto, el paso siguiente es jugar con la disonancia. Las combinaciones de siete notas son muchísimas, y tras desechar la mayoría en nombre de la armonía, de sonidos que vibran como uno, se empiezan a rescatar sonidos que se oponen y chillan, en pos de creer que no se ha acabado.

La vida es una y corta, porque no por siempre se podrá jugar con algo nuevo. Todo será viejo y todo se habrá inventado algún día. Pero la muerte deja que se renueve un poco la cosa, y que en su turno, el nuevo que llegue disfrute, hasta que tenga que entregar su lugarcito al siguiente que venga.

Si todos moriremos algún día ¿vale la pena quejarnos de que no hacemos lo que queremos, o de que las armonías son viejas y las disonancias son feas?

Si hay que hacer algo para hacer nuestro a nuestro tiempo hagámoslo, pero golpear una cacerola no va a cambiar nada.

El matrimonio de site come de los cincuenta que nos gobierna para la mona sabe que hay oligarcas en el campo que se aprovechan del pueblo y tienen poder. Entonces el matrimonio se entera que aparece un nuevo consumo que le va a dar más poder todavía, y quiere hacer algo, no por el pueblo sinó porque esa rosca que se viene es muy buena para dejarla pasar. Entonces, por no dar nombres para que parezca que no es algo personal en contra de los oligarcas, se carga a los oligarcas Y a los pobres pequeños emprendedores que intentan vivir del campo. Eso genera odio de parte del pueblo y los oligarcas aprovechan para poner al pueblo en contra del matrimonio porque el matrimonio les quiso quitar la soja.

¿Somos boludos que nos metemos a luchar entre nosotros por un matrimonio infame y mentiroso, y por unos oligarcas mafiosos? ¿Luchamos porque tenemos hambre o porque queremos ser parte de algo?

Yo quiero luchar por el que tiene que vivir bajo un techo de lata. Por el que anda por el centro con una caja y todas sus pertenencias a cuestas, calentando una tetera en medio de la vereda de la San Martín, porque no tiene dónde quedarse. Yo quiero luchar por la dignidad de los que trabajan, y por los derechos que se le niegan.

En el puterío entre la pampa húmeda y los K no quiero tomar partido ni por uno ni por otro. Yo quiero que los dos se vayan al rincón y recuerden que viven por y gracias al pueblo. Y que jugando como juegan por más poder solo están destrozándonos y dejando un país inviable.

Y todos se pelean por partidismos...

Salud,
Joan

domingo, 15 de junio de 2008

Plim!

Creo que les venía debiendo una nueva entrada desde hace unos días... Bueno, verán. Con presión suele hacerse difícil escribir, y estos últimos días han sido a puro nervio por aquí. Estoy en un condenado vilo sin saber qué cuernos va a pasar con mi trabajo. En la ignomia total esperando algún dato para saber qué cuernos es de mi salud. En una cosmogonía social sin saber por qué se me hace más difícil que nunca relacionarme con la gente. Y por si fuera poco... con el frío no me da ganas de teclear :P

Bien. ¿Qué tengo para contar? Vengo de dibujar en un cumpleaños de quince y debo decir que me gané el pago. Más que conforme quedaron todos con mi trabajo, pero, sobre todo, yo me quedé absolutamente satisfecho. Aunque, eso sí, creo que me estoy mereciendo unas buenas horas de sueño. La juntada de bloggers me desequilibró los horarios, a tal punto que me parece normal estar escribiendo una entrada a las seis y cuarenta y tres de la mañana después de no haber dormido en toda la noche. Y haber dormido toda la mañana y la siesta me dejó los huesos bastante resentidos.

¡Pero en fin! Haber ganado docientos pesos en una noche me devuelve el ánimo, y la juntada de los bloggers estuvo muy buena. Conocí gente muy copada, me divertí bastante y hasta creo que, en algún momento, me reí.

Y podría hacer una semblanza más justa para una noche tan genial como la del viernes, con gente tan simpática, pero hasta acá me llegó el combustible: si escribo más me quedo dormido en este condenado cyber que me protege de la dura y fría madrugada.

¡Así que adéu!

Y salú,
Jota

jueves, 12 de junio de 2008

Trabajo práctico para la facu...

El profesor de comprensión lectora, un individuo muy irregular en una etapa post-hippie, que se ríe muy fuerte y si lo mirás fijo se pone nervioso, nos hizo leer un cuento de Roberto Alrt, "Una noche terrible" para ver si con tan complicada prosa podíamos entender la trama.

Bien, yo pude, otros dos o tres también, pero la mayoría del curso se asustó al ver muchas letritas juntas y se entregó al jolgorio en tiempo de clases.

Hacia la mitad de la clase, el profesor encomendó redactar un cuento corto que prosiguiera desde el final del cuento de este señor Arlt. Para el final, yo tenía este escrito pero no me lo aceptó porque hay que presentarlo en computadora. Hay que ver si cuando lo lee le gusta, o encuentra en él un delirio paranoico y se tira por la ventana...

He aquí mi cuento, redactado en veinte minutos:

Ricardo camino al registro civil

La luz entraba sucia, a través de las pequeñas y mugrientas ventanas de las oficinas del registro civil. El sol no se atrevía a entrar de lleno, pero los pequeños hilitos de cobre que se colaban entre las manchas de hollín de las ventanas, le quemaba los ojos. Ricardo no había dormido prácticamente en toda la noche.

Le parecía irreal la imagen de Julia. Allí estaba: Feliz, radiante, altiva, a su lado. Después de las largas y horribles conjeturas que experimentó dentro de su mente, en las horas más oscuras, no podía concebir que todas esas personas que tenía a su alrededor estuvieran allí, mirándolo sonrientes. Toda esa noche había imaginado cómo sería la situación. Cómo tomaría Julia cuando él no se presentase esa mañana tan importante. Cómo lo tomarían sus familiares. Cómo lo tomaría la sociedad. Sería como haber cometido un crimen.

Después de haber pasado toda la noche en vela para encontrar todas las justificaciones posibles para su fechoría, no lograba entender qué hacía allí, a punto de casarse. Ya iba camino al andén, a su autoexilio, cuando el súbito recuerdo de los regalos, -los felices regalos de boda, que a su manera proyectaban todo un futuro- lo hizo devolverse al punto de partida. Y elegió la opción descartada.

Y ahí estaba.

Allí, en el registro civil, lo recibió Julia, que no daba en sí de alegría, y su familia –y el amigo boxeador- que no parecían entender por qué el recién llegado tenía el semblante de un cadáver. Bueno, una noche entera sin dormir, y la enferma tortura de intentar correr hacia el abismo de su inmensa fechoría, justificaban ese aspecto perfectamente… pero él no podía contárselos… Ni siquiera en broma.

Luego de esa noche, Ricardo ya no confiaba. No confiaba en Julia, presunta virgen. Estaba resentido con el hermano y el amigo boxeador, porque él sabía que, de no ir, lo hubieran buscado para matarlo, con un revólver automático calibre cuarenta y cinco. La madre siempre fue un factor de alerta. Y los hipócritas del registro civil… ¡bien que pensaban hablar mal de él!

En su mente cansada estas variables se acentuaban cada vez más. Pero ya no tenía oportunidad de huir… Si se hubiera sentado a pensar un segundo más, tal vez habría pensado en qué medio había decidido vivir. Pero no… él… pensando en los regalos…

-¡No voy a firmar!

Escuchó la voz y la sintió venir de muy lejos, a pesar de que había salido de su boca.

-No voy a firmar –repitió – No puedo vivir entre personas que no me fían –continuó, mirando con severidad a la concurrencia, que le devolvía la mirada atónita – y no pienso seguir un segundo más entre ustedes… Adiós.

Y se dirigió a la puerta, tirando la lapicera al piso, mientras le daba la espalda a Julia.

Ya sentía el alivio de su resolución cuando un fuerte golpe lo tiró al suelo. Sintió el ardor y el torso humear… Había olvidado el revólver calibre cuarenta y cinco del hermano.

FIN

martes, 10 de junio de 2008

Imperdible

Este test que les dejo acá es verdaderamente un cago de risa, favor de hacer click en el link a continuación, rellenar el formulario y reírse a carcajadas y horcajadas del resultado que les va a mostrar!!!

http://www.lovecalculator.es/quiz/es/3470260/free

Espero que poner estos jueguitos tontos no mine mi credibilidad entre ustedes :P

Salú!
Joan

lunes, 9 de junio de 2008

Noche de sábado, en el bar, con mi mejor amigo y... Félix!

Sábado, doce y cuarto de la noche, Sumística, Salta y Lavalle, en el centro de Mendoza, yo en la puerta preguntando por quién tocaba esa noche y cuánto salía.
"Toca Cambalache y B (complétese con el nombre de la banda cuando me la acuerde), sale seis pesos la entrada y la primer banda es tipo redondos" fue el mensaje que le envié a mi amigo que venía en camino.
"Andá entrando, pagá las dos entradas y yo después te pago".
"No, entro y pago mi entrada y vos cuando llegás pagás la tuya... ¡No creo que te crean si llegás y decís 'no, mi amigo adentro tiene mi entrada' ".
En fin. Entro al bar, pago mi entrada, y me siento en una mesita destartalada que estaba vacía, al lado de lo que parecía ser una turbina de avión que simulaba una estufa, con una enorme flama que iba en contra de todas las leyes de cuidado en un bar.
Espero.
Empieza a tocar la tan mentada banda Cambalache. Definitivamente no eran como los redondos. Definitivamente eran bastante truchos. Eran de esas bandas primerizas que meten todos los sonidos uno encima del otro y no se fijan en componer dejando un espacio a cada sonido.
Mi amigo llega un rato después, paga la entrada, nos saludamos y se sienta al lado mío. Mientras no llegaba, yo me había bajado una coca, por eso, cuando se sentó, yo me levanté para ir al baño. "Fijate si hay una mesa más para allá, ya que vas, porque desde esta no se ve nada." me dice mi amigo.
En el baño (un pequeño recinto con un inodoro tradicional, y un urinario pegado al lado, muy cerca) habían dos tipos usándolo. Yo estaba esperando a que salieran los dos, y llega un tipo con un ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO, a esperar también. Salen los dos tipos y yo entro rápido y cierro la puerta. Estaba abriendo la compuerta de mi cañoncito, cuando el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO se metió para aprovechar que había otro migitorio. ¡Se metió en el mismo baño que yo! Tuve que esperar que saliera para hacer algo, porque -maldita inhibición- no puedo deshacerme de los líquidos que están de más si hay alguien cerca mío.

Volví, y en el camino vi que había un tipo pequeño con pinta de bonachón sentado solo en una mesa que bien podía albergar a tres personas. Llegué a mi mesa y le dije a mi amigo que fuéramos, que había una mesa más allá. Cuando llegamos, me acerco al tipo con cara de bonachón, que debía tener unos treinti muchos se estaba tomando una cerveza en solitario, y le pregunto de caradura si nos podemos sentar con él. Dice que sí, y mi amigo y yo procedemos.
Mi amigo le empieza a dar charla, y yo sigo en la mía viendo a la banda, metiendo una frase de cuando en vez. Mi amigo le pregunta "¿Y usted de dónde lo conoce al Joan? ¿de la plaza?", "No, no lo conozco"...
Mi amigo me mira con cara de absoluta sorpresa y se empieza a cagar de la risa. Félix, que así se llamaba el señor de facciones bolivianas y gesto bonachón, se empezó a reír también, y yo, con cara de ingenuidad dije "¿qué tiene?, podemos compartir la mesa con un desconocido, no?". "Obvio" dice Félix, "si acá no es uno de esos bares donde te quieren pegar los vagos si los mirás fijo..."
Así que ahí nos quedamos, compartiendo la mesa con Félix. Después una cerveza, maníes y después una pizza. Félix, para equilibrar, se compró unas papafritas superpicantes (que yo no pude comer por prohibición médica) y otra cerveza (que se supone que tampoco debo poder tomar pero que tomé igual). Se le quejan a la moza -muy bonita, por cierto- de que ellos no le habían pedido tanto picante.
Se sube la segunda banda, B, con unos intrumentos tan finos que no sé por qué no los tocaban con guantes de seda. Unos parlantes enormísimos, pedaleras, guitarras, bajo y batería de lo mejorcito, micrófonos que superan el sonido natural... O sea, no es algo que se compra con lo que uno tiene en el bolsillo.
Tocan el primer tema. Son buenos, tienen calidad... pero menos onda que chupar el caparazón de una tortuga. Efectos grosísimos, sonido espectacular, pero nada más.
Me levanto para ir por segunda vez al baño. Llego y espero. Llega ¡de nuevo! el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO. Entro y el tipo entra después que yo. Desenfundo... pero no puedo... Me enojo, me lavo las manos y me voy.
Vuelvo, le cuento al Manu de lo ocurrido y se ríe, para comentar después que lo que le gusta del lugar es que lo dejan reclinarse en la silla. Empezamos a hablar de la banda que queremos formar, de los estilos que queremos meter, y que vamos a empezar como guitarra y bajo nada más, en acústico y valiéndonos de nuestras pobre voces. Félix cuenta que tiene una eléctrica de cuatro pastillas y Manu de su voto para incluirlo en la banda. Yo lo dejo en veremos porque ya tengo un guitarrista grosísimo en mente, que además sabe bocha de música.
Vuelvo al baño (recordarán que la vez anterior no hice nada) y entro y empiezo con lo mío. A mitad de la descarga ¿quién entra? ¡El tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO! Harto, me subo los lienzos, conciente de que no va a salir nada más por más que lo intente, y me lavo las manos y me voy.
La banda sigue tocando, mientras Manu se atraganta con las papas excesivamente picantes (que yo miro con tristeza) y luego cuenta que cuando venía casi lo asaltan (esta vez de verdad!) pero que evadió a los chorros con astucia. Sigue tocando la banda y nos aburre cada vez más. Me dedico a hacerle ojitos a la moza cada vez que pasa. Ella opta por mirar a otro lado cada vez que pasa. Charlo un poco más con el Manu sobre los posibles nombres de la banda. "Turbina de plástico" y "Pagamos la papa" son los más tentadores, después de "Soda Cáustica" que a él no le gusta.
El líder de la banda aburrida dice estupideces desde el escenario queriendo hacerse el gracioso. Me dan ganas de golpearlo y desde entonces la parte A -Joan- llama a la parte B -el líder de la banda- "el idiota". Manu, me llama la atención, y miro hacia Félix, que duerme con su bonachona cara apoyada por el mentón en su prominente barriga. Nos reímos en silencio y seguimos cruzando los dedos para que el idiota anuncie la última canción.
Voy por cuarta vez al baño y, por fin, orino como Dios (o el ente que elijan) manda.
Para el último anestesiazo de la banda del idiota, la segunda guitarra y el bajo prenden luces (pésimo gusto!) y al final explotan unas bombitas de papel picado. ¡Mansa producción para esa aburrición pastosa!
Los del bar sacan un proyector y ponen videos de Sex Pistol y Manu me cuenta que son los padres ingleses del punk. Félix sigue dormido. Nos vamos aburriendo cada vez más y el Manu empieza a adormecerse por la cerveza. Le digo de irnos a lis fichines. "Son muy jodidos a esta hora (3:45 am)" es su respuesta. "¡Vamos a mi casa!" le digo, "ahí tengo dos guitarras". Manu me recuerda que ya no pasan micros, y cuando le digo de tomar un taxi se niega por considerarlo muy cara.
¡A pata!
Nos ataviamos nuestras camperas, nos despedimos de Félix (despertándolo), pagamos lo que falta, y Manu me detiene de dejar propina diciéndome al oído "no, que se la va a dejar Félix".
Emprendemos el trayecto desde el centro a mi casa en Guaymallén.
Far far away.
Como hora y media de viaje a pata. Charlamos de los asuntos de la banda que aún no existe. Nos reímos de las ocurrencias de Félix. Pasan tres señoritas muy turgentes, y nos admiramos de sus volúmenes, pero instantáneamente, por el grito de una, pasamos de la sorpresa al horror al notar que eran travestis muy disimulados. ¡Por suerte no somos del tipo canchero que sale al levante de lo que encuentra! Me alegré de ser el tipo tímido que solo se arriesga con chicas agradables y con dignidad, y en lugares conocidos, sinó qué papelón para psiquiatras.
Manu toca varios timbres. Lo reto. Después luchamos usando de sable dos tubos de cartón, que se desarman y quedan como nunchacus, y al final se rompen enteros.
Seguimos charlando y especulamos con que mi hermano va a estar en casa con alguna señorita aprovechando mi ausencia, y que me va a odiar por volver a mitad de la nocturna. Volvemos a hablar de la banda y los temas que vamos a ver cuando lleguemos y agarremos las dos guitarras mías.
Manu se queja de lo lejos que queda mi casa.
Queda menos y nos ponemos a hablar de una vieja novia del Manu, que lo dejó por ser muy "bueno" y muy "pegote" y que ahora anda con un tipo que la trata remal pero que a ella debe parecerle todo un hombre. Yo ya no le tengo tanta simpatía como antes le tenía y Manu, muy bueno como siempre, dice que él querría que hubiera continuado la cosa con ella.
Tatatá y tatatá, llegamos nomás. En mi casa está mi hermano dibujando con la estufa al mango. Nos ve y se manda para su pieza, cortésmente molesto. Con el Manu tocamos unos dos temas por la mitad... ¡y se echa a dormir en el sillón de mi casa! Me resigno y me voy a dormir yo también.
A las ocho me despierta para que le abra. Y ahí nos despedimos, y yo, al fin, doy por terminada esa curiosa pero simpática noche de sábado.

FIN

sábado, 7 de junio de 2008

Bien, otro cuento mío...

"María" es uno de esos cuentos en los que represento la depresión total del que no tiene nada. Absolutamente nada. El tipo que va por la vida rogando por una persona que lo quiera, y que cuando le cae alguien del cielo, ofreciéndole la mano, el tipo le pide el culo. Es que suele pasar que muchas veces hay personas que están solas por idiotas. Porque dicen "ay, soy feo y nadie me podría querer" y se vuelven arrastrados plañideros, mientras que existen miles de personas feas -hombres y mujeres- que como tienen toda la onda y buena leche, los quiere medio mundo. Pero estos tipos (los que están solos por idiotas) culparán al cielo, a Dios (si creen en él), a la vida, a la gente, y hasta querrán ser genios del mal de tan resentidos con todo que están.
En "María" traté un personaje de ese estilo, pero lo desarrollé a partir de un dios que actúa como él imagina que actuaría. Un dios que le dice todas esas barbaridades que él necesita que le digan para que se las tire de mártir.

Pues bien, el cuento que les dejo ahora -"El Fantasma Flamenco"- trata, por el contrario, la imagen de un ganador total, de un tipo que nació con el instinto tan bien puesto, con el logro tan sobre el pito, que todo a su alrededor le importa un huevo. Un tipo que juega con todos porque los encanta con toda facilidad. Un tipo ganador total, pero una mierda.

Pero no digo más, léanlo:

El Fantasma Flamenco

Eran algo así como las cuatro de la mañana. Dadas las circunstancias, el fantasma Flamenco no lo recuerda bien. Él, que era un prodigio del baile flamenco, y concurría, siendo el alumno modelo y más adelantado, a la escuela de danzas flamencas más renombrada de la Argentina, “Patas de la Hostia”, había creído que ninguna hora sería demasiado tarde si él deseaba transitarla. Y, siguiendo sus propios preceptos, se sintió en total libertad de irse a la casa de una de sus condiscípulas a copular, como solía hacerlo al menos seis noches a la semana. Ninguna chica se le resistía. siendo tan buen mozo y tan talentoso en cuanto al baile. Y él… él no se hacía rogar.

Habiendo salido de clases a las ocho de la tarde, y contando con que el viaje a la casa de la muchacha no pudo llevarle más de diez minutos, se podría haber dicho que la jornada había sido un completo éxito: estaba volviendo a casa a las cuatro de la mañana, habiendo logrado desprenderse del romanticismo que implicaba quedarse a dormir, lo que le aseguraba cero compromiso si mañana quería salir con otra.

Y ése hubiera sido el análisis perfecto, si uno no tomase en cuenta que, a las cuatro y cinco minutos de esa espléndida noche, se encontró en una calle obscura y poco transitada con, si no me falla el cálculo, por lo menos quince sujetos de mal haber, bastante provistos de una gran variedad de objetos cortantes y armas de fuego. Él, que era tan arrogante, no pudo menos que creer que podría vencerlos a todos, para defender los escasos diez pesos que llevaba en el bolsillo.

Como era de esperar, los malvivientes lo mataron. Y, como era de esperar, se llevaron los diez pesos. Y sus zapatos.

El espectáculo, no por horrible menos sorprendente, atrajo, además de bastantes efectivos de policía, (de esos que no están durante los asesinatos, pero sí a la hora de cuidar los cadáveres del morbo de la gente) la mirada de toda una conmocionada ciudad. No sólo porque había sido un asesinato realmente horrendo (porque solían verse cosas parecidas bastante seguido) sino porque fue él, justamente él, que tenía tanto talento y era tan buen mozo.

¡Pobre! ¡El chiquito que bailaba bailes flamencos! ¡El que había ganado certámenes internacionales! ¡El que era tan buen mozo! Tenía tan sólo veinticinco años… Y también montones de chicas desconsoladas que lo lloraban juntas, olvidando por fin que cada una era la competencia de la otra.

Él, por su parte, a la mañana siguiente, no tubo el menor despacho en despertarse en su propia cama, sin siquiera notar que le faltaba su cuerpo. Obviamente, era tan inverosímil la idea de que pudieran haberlo matado, que no se iba a molestar siquiera en considerarla. Él no lo recordaba porque había sido una noche especialmente agitada, pero estaba completamente seguro de que les había dado su merecido a esos rufianes.

Bien sabemos, los que sabemos lo mínimo e indispensable sobre fantasmas, que, para un fantasma, el tiempo es una nimiedad que no supera sus ansias de seguir, cual ente incorruptible, una vida absolutamente normal. Por esto mismo, El fantasma flamenco, como se lo llamaría con el pasar del tiempo, solía aparecer sólo en sus horarios de mayor actividad, como en las clases, en las reuniones, o en las camas de sus amantes, sin siquiera notar extraño que el resto del tiempo ni siquiera estaba en ningún lado.

Y nuestro fantasma, tan arrogante era, no parecía notar siquiera, que en los momentos en los que era invisible (porque habían momentos en que era invisible) nadie no lo notaba. O bien, que en los momentos en que era visible (porque habían momentos en que era visible, algo transparente y con ligero color) la gente se alejaba de él con absoluto horror.

O sea, como todo fantasma respetable, nuestro fantasma flamenco no tenía la menor idea de que estaba muerto.

Podemos argüir, para explicarlo, dos hipótesis que se complementan bastante bien entre sí. La primera se basa en la mala costumbre de los moribundos de negarse a aceptar que podrían morir. Esta convicción suele ser tan fuerte, que, una vez fantasmas, forjan una estrictísima rutina, que lleva el recorrido por lugares de su vida, como si la continuasen.

La segunda hipótesis es algo más propia a nuestro fantasma en cuestión. Esta otra hipótesis contemplaría la vacía vida que tuvo el espectro cuando la tuvo, moviéndose por inercia, por impulsos, por placer. Si una y otra vez el muchacho encontraba más de lo mismo, no necesitaba ni de un cuerpo, ni de su vida, ni de toda esa gente que tanto lo quería, para poder predecir lo que ocurriría al día siguiente. Esta teoría contempla que nuestro fantasma había dejado de percibir su vida desde mucho antes de haber muerto, repitiendo una y otra vez lo que ya había hecho, y afanándose una y otra vez por glorias pasadas, sin siquiera darse cuenta.

Por lo tanto, el determinar como un antes y un después, en su vida paranormal, la pérdida total de su cuerpo, es una mera formalidad.

Fin

viernes, 6 de junio de 2008

María

¿Serías capaz de quejarte, muchacho despreciable, idiota e inservible, por haberla perdido?
Bien sabías, desde el principio, que todo intento sería fútil si hubieras querido conquistarla. Entonces ¿no deberías haberte conformado, siquiera, con haberla conocido? ¿No deberías sentirte realmente realizado con el sólo hecho de que te haya dejado considerarla tu amiga?
Realmente, chico imbécil, debería darte vergüenza. Deberías sentirte el peor despojo habido y por haber si sientes el menor rencor contra ella. Deberías comprender, antes que nada, que ella, como todos los seres del universo, no te debía nada. Ni cinco. Y también sería conveniente que estuvieras agradecido. Si bien ella formaba parte de la humanidad, decidió no seguir aquel impulso instintivo y natural que lleva a toda la comunidad, no sin razón, a odiarte. ¡Cómo puedes ser tan arrogante, grandísimo idiota, si entre todas las personas que se cruzan, entrecruzan y te odian, ella hizo una diferencia?
Ya deberías estar consciente, criaturita concebida probablemente por un error de cálculo, que tu existencia está destinada a ser inútil, desperdiciada, sin ninguna felicidad. Y que si bien, en algunas extrañas ocasiones, aparece alguien como ella que te otorga gratuitamente una felicidad que no mereces, es idiota que lo veas como una esperanza. Más bien deberías tomarlo como otro error de cálculo, como tú lo eres. Y ella no lo es. Ella, como todos los seres que no son tú, es parte de un cosmos ordenado, con sus pequeños temas, sus pequeños problemas y sus pequeños errores.
Bien sabías desde el principio, oh, inoportuna desgracia hecha persona, que ella terminaría con alguien como ella, lloraría por alguien como ella, y añoraría juntarse con alguien como ella. Todas las personas se juntan con personas. Todos los seres se juntan con sus iguales. Y tú, despreciable guijarro en la línea de tiempo, no eres ni persona ni eres igual a nadie.
Entonces, completo idiota, ¿quieres decirme por qué no paras de sollozar? Que nadie te quiere… eso ya lo sabías; Que ella no te quiere… ¡Por favor! Era muy fácil de predecir; Que pareciera que perdiste su amistad por siempre… ¡Eso ya es el colmo! Bien sabías que la amistad que cualquier persona te pudiera otorgar duraría únicamente el tiempo en el que dicha persona no se diera cuenta de la estupidez que significa acercarse a ti.
Pero ya, no llores más, mi pequeña parodia de tumor que debería ser extirpado del planeta. Si comprendieras de una vez que ninguna cosa que hagas servirá nunca de nada podrías dormir en paz. ¿Que cómo hacerlo con tamaña falta de esperanza? Por favor, pequeñuelo insulso: tú no mereces tener esperanzas. ¿Qué te he estado diciendo todos estos días y estas horas? ¡Eres un error de cálculo! No mereces respirar el aire que respiras porque no está destinado a ti. No mereces el agua que bebes con tanto deleite porque no está destinado a ti. No mereces que nadie, ni siquiera yo, gaste sus palabras en ti.
¿Le exigirás acaso algo a esa pobre samaritana, que a tontas quiso creer que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos? Estabas tentando a la suerte, y bien lo sabías. Esperabas que ya que te había caído agua del cielo te cayera también comida. Y no, pequeño y fútil insecto, las cosas no funcionan así. Puede que hasta logres soportar tu existencia cuando lo entiendas. ¿Que ya no lo soportas más? ¡Idiota! Estás quejándote de que no haces lo que quieres en tiempo regalado, que en un principio ni siquiera estaba dedicado a ti. ¿Quieres también que te traigan el desayuno a la cama, animalito del cielo?
Me sorprendes incluso a mí. No esperaba, cuando decidí hablar contigo y gastar mi valioso tiempo, que tuvieras el tamaño descaro de quejarte. No esperaba, tampoco, que pretendieras que sintiera lástima por tus lágrimas. Es cierto que si hay algo abundante y fácilmente otorgable, eso es la lástima. Pero comprende que, hasta la lástima, es demasiado cara para ti.
Comprende, también, engranaje defectuoso, que si en cálculos y proporciones lo tomáramos, sería más que justa la situación. La única razón que permitió justificar que pudieras haberte acercado a ella, fue que te acercaras a ayudarla. Te dejó escuchar sus problemas y darle consejos. Consolarla cuando se sintió mal, preocuparte por ella y hacerla sonreír. Pero, y presta mucha atención a esto, ella no te debe nada. Que hicieras todo eso sólo era una forma de equilibrar el cosmos. Una manera de que retribuyeras todos los privilegios que has usurpado con el solo hecho de existir. Lo menos que puedes hacer, mientras sigas ensuciando una línea de tiempo que no es tuya, es ayudar a cuantas personas puedas sin esperar que te ayuden, darles la felicidad que tú no debes tener, y hacerlas sonreír como sabes que no debes.
Nada más mereces, pobre infeliz. Y no te pediré que me disculpes por marcharme, porque sería realmente irrisorio. Simplemente quédate ahí donde estás, a consumirte en tu propia desgracia, tu propia miseria, y tu propio odio, que es lo menos que puedes hacer: sentirte culpable.
Yo por mi parte, juego, como todos quienes no son tú, un papel mucho más importante en el universo, aunque yo sea más importante que el resto, y, sobretodo más importante que tú, sucio sub-renacuajo. Y deberías sentir un orgullo inmenso de que haya bajado a hablar contigo siendo que no mereces ni siquiera que te nombre. Cabe decir que lo hice porque me aburría. Y sabía bien que si hubiera querido hablar con otra persona, alguna que fuera normal y tuviera más derecho que tú (o sea, cualquiera que no seas tú) esa persona se hubiera puesto realmente pesada queriendo que le responda las cosas más idiotas: “¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? ¿Qué vino primero, el huevo o la gallina?” y otras tantas. Como si no tuviera cosas más importantes que hacer. ¡Un universo debo manejar y aquí estoy perdiendo el tiempo contigo, que eres menos que una bacteria unicelular!
Ya lo dije, y lo repito, deberías estar orgulloso de haber hablado conmigo, que soy Dios y creador de todo, tú, condenado imbécil, más condenado que nadie, y de que te haya aconsejado algunas cosillas para que hagas menos triste tu oprobiosa vida. Ahora me voy y, afortunadamente, te dejo.
Y por favor, dulce criaturita, hazle un favor al mundo, toma ese arma y haz lo que estás pensando.

FIN