Sábado, doce y cuarto de la noche, Sumística, Salta y Lavalle, en el centro de Mendoza, yo en la puerta preguntando por quién tocaba esa noche y cuánto salía.
"Toca Cambalache y B (complétese con el nombre de la banda cuando me la acuerde), sale seis pesos la entrada y la primer banda es tipo redondos" fue el mensaje que le envié a mi amigo que venía en camino.
"Andá entrando, pagá las dos entradas y yo después te pago".
"No, entro y pago mi entrada y vos cuando llegás pagás la tuya... ¡No creo que te crean si llegás y decís 'no, mi amigo adentro tiene mi entrada' ".
En fin. Entro al bar, pago mi entrada, y me siento en una mesita destartalada que estaba vacía, al lado de lo que parecía ser una turbina de avión que simulaba una estufa, con una enorme flama que iba en contra de todas las leyes de cuidado en un bar.
Espero.
Empieza a tocar la tan mentada banda Cambalache. Definitivamente no eran como los redondos. Definitivamente eran bastante truchos. Eran de esas bandas primerizas que meten todos los sonidos uno encima del otro y no se fijan en componer dejando un espacio a cada sonido.
Mi amigo llega un rato después, paga la entrada, nos saludamos y se sienta al lado mío. Mientras no llegaba, yo me había bajado una coca, por eso, cuando se sentó, yo me levanté para ir al baño. "Fijate si hay una mesa más para allá, ya que vas, porque desde esta no se ve nada." me dice mi amigo.
En el baño (un pequeño recinto con un inodoro tradicional, y un urinario pegado al lado, muy cerca) habían dos tipos usándolo. Yo estaba esperando a que salieran los dos, y llega un tipo con un ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO, a esperar también. Salen los dos tipos y yo entro rápido y cierro la puerta. Estaba abriendo la compuerta de mi cañoncito, cuando el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO se metió para aprovechar que había otro migitorio. ¡Se metió en el mismo baño que yo! Tuve que esperar que saliera para hacer algo, porque -maldita inhibición- no puedo deshacerme de los líquidos que están de más si hay alguien cerca mío.
Volví, y en el camino vi que había un tipo pequeño con pinta de bonachón sentado solo en una mesa que bien podía albergar a tres personas. Llegué a mi mesa y le dije a mi amigo que fuéramos, que había una mesa más allá. Cuando llegamos, me acerco al tipo con cara de bonachón, que debía tener unos treinti muchos se estaba tomando una cerveza en solitario, y le pregunto de caradura si nos podemos sentar con él. Dice que sí, y mi amigo y yo procedemos.
Mi amigo le empieza a dar charla, y yo sigo en la mía viendo a la banda, metiendo una frase de cuando en vez. Mi amigo le pregunta "¿Y usted de dónde lo conoce al Joan? ¿de la plaza?", "No, no lo conozco"...
Mi amigo me mira con cara de absoluta sorpresa y se empieza a cagar de la risa. Félix, que así se llamaba el señor de facciones bolivianas y gesto bonachón, se empezó a reír también, y yo, con cara de ingenuidad dije "¿qué tiene?, podemos compartir la mesa con un desconocido, no?". "Obvio" dice Félix, "si acá no es uno de esos bares donde te quieren pegar los vagos si los mirás fijo..."
Así que ahí nos quedamos, compartiendo la mesa con Félix. Después una cerveza, maníes y después una pizza. Félix, para equilibrar, se compró unas papafritas superpicantes (que yo no pude comer por prohibición médica) y otra cerveza (que se supone que tampoco debo poder tomar pero que tomé igual). Se le quejan a la moza -muy bonita, por cierto- de que ellos no le habían pedido tanto picante.
Se sube la segunda banda, B, con unos intrumentos tan finos que no sé por qué no los tocaban con guantes de seda. Unos parlantes enormísimos, pedaleras, guitarras, bajo y batería de lo mejorcito, micrófonos que superan el sonido natural... O sea, no es algo que se compra con lo que uno tiene en el bolsillo.
Tocan el primer tema. Son buenos, tienen calidad... pero menos onda que chupar el caparazón de una tortuga. Efectos grosísimos, sonido espectacular, pero nada más.
Me levanto para ir por segunda vez al baño. Llego y espero. Llega ¡de nuevo! el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO. Entro y el tipo entra después que yo. Desenfundo... pero no puedo... Me enojo, me lavo las manos y me voy.
Vuelvo, le cuento al Manu de lo ocurrido y se ríe, para comentar después que lo que le gusta del lugar es que lo dejan reclinarse en la silla. Empezamos a hablar de la banda que queremos formar, de los estilos que queremos meter, y que vamos a empezar como guitarra y bajo nada más, en acústico y valiéndonos de nuestras pobre voces. Félix cuenta que tiene una eléctrica de cuatro pastillas y Manu de su voto para incluirlo en la banda. Yo lo dejo en veremos porque ya tengo un guitarrista grosísimo en mente, que además sabe bocha de música.
Vuelvo al baño (recordarán que la vez anterior no hice nada) y entro y empiezo con lo mío. A mitad de la descarga ¿quién entra? ¡El tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO! Harto, me subo los lienzos, conciente de que no va a salir nada más por más que lo intente, y me lavo las manos y me voy.
La banda sigue tocando, mientras Manu se atraganta con las papas excesivamente picantes (que yo miro con tristeza) y luego cuenta que cuando venía casi lo asaltan (esta vez de verdad!) pero que evadió a los chorros con astucia. Sigue tocando la banda y nos aburre cada vez más. Me dedico a hacerle ojitos a la moza cada vez que pasa. Ella opta por mirar a otro lado cada vez que pasa. Charlo un poco más con el Manu sobre los posibles nombres de la banda. "Turbina de plástico" y "Pagamos la papa" son los más tentadores, después de "Soda Cáustica" que a él no le gusta.
El líder de la banda aburrida dice estupideces desde el escenario queriendo hacerse el gracioso. Me dan ganas de golpearlo y desde entonces la parte A -Joan- llama a la parte B -el líder de la banda- "el idiota". Manu, me llama la atención, y miro hacia Félix, que duerme con su bonachona cara apoyada por el mentón en su prominente barriga. Nos reímos en silencio y seguimos cruzando los dedos para que el idiota anuncie la última canción.
Voy por cuarta vez al baño y, por fin, orino como Dios (o el ente que elijan) manda.
Para el último anestesiazo de la banda del idiota, la segunda guitarra y el bajo prenden luces (pésimo gusto!) y al final explotan unas bombitas de papel picado. ¡Mansa producción para esa aburrición pastosa!
Los del bar sacan un proyector y ponen videos de Sex Pistol y Manu me cuenta que son los padres ingleses del punk. Félix sigue dormido. Nos vamos aburriendo cada vez más y el Manu empieza a adormecerse por la cerveza. Le digo de irnos a lis fichines. "Son muy jodidos a esta hora (3:45 am)" es su respuesta. "¡Vamos a mi casa!" le digo, "ahí tengo dos guitarras". Manu me recuerda que ya no pasan micros, y cuando le digo de tomar un taxi se niega por considerarlo muy cara.
¡A pata!
Nos ataviamos nuestras camperas, nos despedimos de Félix (despertándolo), pagamos lo que falta, y Manu me detiene de dejar propina diciéndome al oído "no, que se la va a dejar Félix".
Emprendemos el trayecto desde el centro a mi casa en Guaymallén.
Far far away.
Como hora y media de viaje a pata. Charlamos de los asuntos de la banda que aún no existe. Nos reímos de las ocurrencias de Félix. Pasan tres señoritas muy turgentes, y nos admiramos de sus volúmenes, pero instantáneamente, por el grito de una, pasamos de la sorpresa al horror al notar que eran travestis muy disimulados. ¡Por suerte no somos del tipo canchero que sale al levante de lo que encuentra! Me alegré de ser el tipo tímido que solo se arriesga con chicas agradables y con dignidad, y en lugares conocidos, sinó qué papelón para psiquiatras.
Manu toca varios timbres. Lo reto. Después luchamos usando de sable dos tubos de cartón, que se desarman y quedan como nunchacus, y al final se rompen enteros.
Seguimos charlando y especulamos con que mi hermano va a estar en casa con alguna señorita aprovechando mi ausencia, y que me va a odiar por volver a mitad de la nocturna. Volvemos a hablar de la banda y los temas que vamos a ver cuando lleguemos y agarremos las dos guitarras mías.
Manu se queja de lo lejos que queda mi casa.
Queda menos y nos ponemos a hablar de una vieja novia del Manu, que lo dejó por ser muy "bueno" y muy "pegote" y que ahora anda con un tipo que la trata remal pero que a ella debe parecerle todo un hombre. Yo ya no le tengo tanta simpatía como antes le tenía y Manu, muy bueno como siempre, dice que él querría que hubiera continuado la cosa con ella.
Tatatá y tatatá, llegamos nomás. En mi casa está mi hermano dibujando con la estufa al mango. Nos ve y se manda para su pieza, cortésmente molesto. Con el Manu tocamos unos dos temas por la mitad... ¡y se echa a dormir en el sillón de mi casa! Me resigno y me voy a dormir yo también.
A las ocho me despierta para que le abra. Y ahí nos despedimos, y yo, al fin, doy por terminada esa curiosa pero simpática noche de sábado.
"Toca Cambalache y B (complétese con el nombre de la banda cuando me la acuerde), sale seis pesos la entrada y la primer banda es tipo redondos" fue el mensaje que le envié a mi amigo que venía en camino.
"Andá entrando, pagá las dos entradas y yo después te pago".
"No, entro y pago mi entrada y vos cuando llegás pagás la tuya... ¡No creo que te crean si llegás y decís 'no, mi amigo adentro tiene mi entrada' ".
En fin. Entro al bar, pago mi entrada, y me siento en una mesita destartalada que estaba vacía, al lado de lo que parecía ser una turbina de avión que simulaba una estufa, con una enorme flama que iba en contra de todas las leyes de cuidado en un bar.
Espero.
Empieza a tocar la tan mentada banda Cambalache. Definitivamente no eran como los redondos. Definitivamente eran bastante truchos. Eran de esas bandas primerizas que meten todos los sonidos uno encima del otro y no se fijan en componer dejando un espacio a cada sonido.
Mi amigo llega un rato después, paga la entrada, nos saludamos y se sienta al lado mío. Mientras no llegaba, yo me había bajado una coca, por eso, cuando se sentó, yo me levanté para ir al baño. "Fijate si hay una mesa más para allá, ya que vas, porque desde esta no se ve nada." me dice mi amigo.
En el baño (un pequeño recinto con un inodoro tradicional, y un urinario pegado al lado, muy cerca) habían dos tipos usándolo. Yo estaba esperando a que salieran los dos, y llega un tipo con un ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO, a esperar también. Salen los dos tipos y yo entro rápido y cierro la puerta. Estaba abriendo la compuerta de mi cañoncito, cuando el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO se metió para aprovechar que había otro migitorio. ¡Se metió en el mismo baño que yo! Tuve que esperar que saliera para hacer algo, porque -maldita inhibición- no puedo deshacerme de los líquidos que están de más si hay alguien cerca mío.
Volví, y en el camino vi que había un tipo pequeño con pinta de bonachón sentado solo en una mesa que bien podía albergar a tres personas. Llegué a mi mesa y le dije a mi amigo que fuéramos, que había una mesa más allá. Cuando llegamos, me acerco al tipo con cara de bonachón, que debía tener unos treinti muchos se estaba tomando una cerveza en solitario, y le pregunto de caradura si nos podemos sentar con él. Dice que sí, y mi amigo y yo procedemos.
Mi amigo le empieza a dar charla, y yo sigo en la mía viendo a la banda, metiendo una frase de cuando en vez. Mi amigo le pregunta "¿Y usted de dónde lo conoce al Joan? ¿de la plaza?", "No, no lo conozco"...
Mi amigo me mira con cara de absoluta sorpresa y se empieza a cagar de la risa. Félix, que así se llamaba el señor de facciones bolivianas y gesto bonachón, se empezó a reír también, y yo, con cara de ingenuidad dije "¿qué tiene?, podemos compartir la mesa con un desconocido, no?". "Obvio" dice Félix, "si acá no es uno de esos bares donde te quieren pegar los vagos si los mirás fijo..."
Así que ahí nos quedamos, compartiendo la mesa con Félix. Después una cerveza, maníes y después una pizza. Félix, para equilibrar, se compró unas papafritas superpicantes (que yo no pude comer por prohibición médica) y otra cerveza (que se supone que tampoco debo poder tomar pero que tomé igual). Se le quejan a la moza -muy bonita, por cierto- de que ellos no le habían pedido tanto picante.
Se sube la segunda banda, B, con unos intrumentos tan finos que no sé por qué no los tocaban con guantes de seda. Unos parlantes enormísimos, pedaleras, guitarras, bajo y batería de lo mejorcito, micrófonos que superan el sonido natural... O sea, no es algo que se compra con lo que uno tiene en el bolsillo.
Tocan el primer tema. Son buenos, tienen calidad... pero menos onda que chupar el caparazón de una tortuga. Efectos grosísimos, sonido espectacular, pero nada más.
Me levanto para ir por segunda vez al baño. Llego y espero. Llega ¡de nuevo! el tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO. Entro y el tipo entra después que yo. Desenfundo... pero no puedo... Me enojo, me lavo las manos y me voy.
Vuelvo, le cuento al Manu de lo ocurrido y se ríe, para comentar después que lo que le gusta del lugar es que lo dejan reclinarse en la silla. Empezamos a hablar de la banda que queremos formar, de los estilos que queremos meter, y que vamos a empezar como guitarra y bajo nada más, en acústico y valiéndonos de nuestras pobre voces. Félix cuenta que tiene una eléctrica de cuatro pastillas y Manu de su voto para incluirlo en la banda. Yo lo dejo en veremos porque ya tengo un guitarrista grosísimo en mente, que además sabe bocha de música.
Vuelvo al baño (recordarán que la vez anterior no hice nada) y entro y empiezo con lo mío. A mitad de la descarga ¿quién entra? ¡El tipo del ENORME Y FEO GRANO EN EL LABIO! Harto, me subo los lienzos, conciente de que no va a salir nada más por más que lo intente, y me lavo las manos y me voy.
La banda sigue tocando, mientras Manu se atraganta con las papas excesivamente picantes (que yo miro con tristeza) y luego cuenta que cuando venía casi lo asaltan (esta vez de verdad!) pero que evadió a los chorros con astucia. Sigue tocando la banda y nos aburre cada vez más. Me dedico a hacerle ojitos a la moza cada vez que pasa. Ella opta por mirar a otro lado cada vez que pasa. Charlo un poco más con el Manu sobre los posibles nombres de la banda. "Turbina de plástico" y "Pagamos la papa" son los más tentadores, después de "Soda Cáustica" que a él no le gusta.
El líder de la banda aburrida dice estupideces desde el escenario queriendo hacerse el gracioso. Me dan ganas de golpearlo y desde entonces la parte A -Joan- llama a la parte B -el líder de la banda- "el idiota". Manu, me llama la atención, y miro hacia Félix, que duerme con su bonachona cara apoyada por el mentón en su prominente barriga. Nos reímos en silencio y seguimos cruzando los dedos para que el idiota anuncie la última canción.
Voy por cuarta vez al baño y, por fin, orino como Dios (o el ente que elijan) manda.
Para el último anestesiazo de la banda del idiota, la segunda guitarra y el bajo prenden luces (pésimo gusto!) y al final explotan unas bombitas de papel picado. ¡Mansa producción para esa aburrición pastosa!
Los del bar sacan un proyector y ponen videos de Sex Pistol y Manu me cuenta que son los padres ingleses del punk. Félix sigue dormido. Nos vamos aburriendo cada vez más y el Manu empieza a adormecerse por la cerveza. Le digo de irnos a lis fichines. "Son muy jodidos a esta hora (3:45 am)" es su respuesta. "¡Vamos a mi casa!" le digo, "ahí tengo dos guitarras". Manu me recuerda que ya no pasan micros, y cuando le digo de tomar un taxi se niega por considerarlo muy cara.
¡A pata!
Nos ataviamos nuestras camperas, nos despedimos de Félix (despertándolo), pagamos lo que falta, y Manu me detiene de dejar propina diciéndome al oído "no, que se la va a dejar Félix".
Emprendemos el trayecto desde el centro a mi casa en Guaymallén.
Far far away.
Como hora y media de viaje a pata. Charlamos de los asuntos de la banda que aún no existe. Nos reímos de las ocurrencias de Félix. Pasan tres señoritas muy turgentes, y nos admiramos de sus volúmenes, pero instantáneamente, por el grito de una, pasamos de la sorpresa al horror al notar que eran travestis muy disimulados. ¡Por suerte no somos del tipo canchero que sale al levante de lo que encuentra! Me alegré de ser el tipo tímido que solo se arriesga con chicas agradables y con dignidad, y en lugares conocidos, sinó qué papelón para psiquiatras.
Manu toca varios timbres. Lo reto. Después luchamos usando de sable dos tubos de cartón, que se desarman y quedan como nunchacus, y al final se rompen enteros.
Seguimos charlando y especulamos con que mi hermano va a estar en casa con alguna señorita aprovechando mi ausencia, y que me va a odiar por volver a mitad de la nocturna. Volvemos a hablar de la banda y los temas que vamos a ver cuando lleguemos y agarremos las dos guitarras mías.
Manu se queja de lo lejos que queda mi casa.
Queda menos y nos ponemos a hablar de una vieja novia del Manu, que lo dejó por ser muy "bueno" y muy "pegote" y que ahora anda con un tipo que la trata remal pero que a ella debe parecerle todo un hombre. Yo ya no le tengo tanta simpatía como antes le tenía y Manu, muy bueno como siempre, dice que él querría que hubiera continuado la cosa con ella.
Tatatá y tatatá, llegamos nomás. En mi casa está mi hermano dibujando con la estufa al mango. Nos ve y se manda para su pieza, cortésmente molesto. Con el Manu tocamos unos dos temas por la mitad... ¡y se echa a dormir en el sillón de mi casa! Me resigno y me voy a dormir yo también.
A las ocho me despierta para que le abra. Y ahí nos despedimos, y yo, al fin, doy por terminada esa curiosa pero simpática noche de sábado.
FIN
11 comentarios:
Pero al fin de cuentas Félix no fue importante.
Lo importante fueron las papas picantes :)
Félix le puso toda la onda! ... hasta que se quedó dormido...
Salú!
No te fijaste si Felix no andaba con un bolso amarillo con cruces negras???
No... pero tomaba cerveza!
Puedo sugerir nombres para la banda, pero no tengo idea del estilo u onda que pueda tener.
Que noche nene...
La banda va a ser una cosa tipo Sui Generis-Los Redondos-Soda-Led Zeppelin-Serrat-Sumo...
Usted imagínese...
Salú!
no-te-tengo-miedo.blogspot.com/
Dese una vuelta, que parece que se arma una reunión interesante.
Luego nos cuenta.
Si la banda la lideras vos puede llamarse, los pequeños liliputienses del ritmo!!!
o "la banda del cortito" o te sedo los derechos de la banda que iba a tener yo, se iba a llamar "lo que pudiera haber sido"
te "sedo"?
me quitaste las ganas de conocer Sumistika, los 4 andan toda la noche los sábados, mejor averiguate si alguna linea que vaya para tu casa también lo hace para no caminar tanto y llegar para quedarse dormidos...
Creo que te van a drogar, querido
Hay que estar atentos...
o más bien, esos derechos que te van a dar están medio adormecidos, chuecos, corrompidos...juas!
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